jueves, 20 de agosto de 2015

Derechos humanos de la Mujer en NICARAGUA


LUCHA DE LOS SECTORES MÁS POPULARES



SONIA DANIXSA TOLEDO ZÚÑIGA
ESPECIALIZACIÓN EN PEDAGOGÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA Y TECNOLÓGICA DE COLOMBIA UPTC DUITAMA


RESUMEN

En este escrito, se pretende abordar el tema de vulneración y violación de los derechos humanos de la mujer en Nicaragua, teniendo en cuenta que, además de las normas nacionales o internas de este país, también hay un ordenamiento jurídico internacional que protege y ampara los derechos de las mujeres. La síntesis, aborda las distintas formas o clases de exclusión, discriminación, violencia y/o maltrato contra la mujer nicaragüense, lo cual deja entrever por un lado, la injerencia por omisión o acción de algunos sectores sociales, y por otro, el levantamiento y la lucha a través de la toma de conciencia por parte de la población vulnerada, la cual reclama la reivindicación de sus derechos vulnerados, o en muchos casos de sus derechos casi inexistentes, a sabiendas de que son estos inherentes a cada individuo humano.


PALABRAS CLAVES
Derechos Humanos, exclusión, lucha, organización, dignidad, mujeres, transformación, igualdad, reivindicación, reconocimiento.


ABSTRACT

In this paper, we intend to address the issue of infringement and violation of human rights of women in Nicaragua, given that, in addition to national or internal in these country standards, there is also an international legal system that protects and covers the women's rights. The synthesis, addresses the different forms or types of exclusion, discrimination, violence and/or abuse against Nicaraguan women, which suggests one hand, interference by action or omission of certain social sectors, and on the other, lifting and struggle through awareness violated by the population, which calls claiming their rights violated, or in many cases its almost nonexistent rights, knowing that these are inherent in every human individual.


KEYWORDS
Human Rights, exclusion, struggle, organization, dignity, women, transformation, equality, claim recognition.


INTRODUCCIÓN

Entre todos los seres vivos del plantea, la mujer, es uno de los más luchadores, rebuscadores, feroces a la hora de defender sus intereses y más aún al momento de amparar, proteger, amar, regocijar a sus seres queridos. Es necesario comprender que sin importar el origen del ser humano, todos los seres, incluidos los no “humanos”, tienen un derecho fundamental: la vida, como también el derecho a que se les garantice ante todo unas condiciones de protección y dignas de su persona o ser. La historia, la ciencia, la religión, el gnosticismo, etc., siempre discuten sobre el origen o evolución del hombre y se sobreentiende que de la mujer. No obstante, en ninguna de estas teorías, creencias, especulaciones, hipótesis o suposiciones, se afirma que el hombre haya evolucionado más o menos que la mujer y viceversa, por tanto, las condiciones sociales, políticas, económicas, culturales, religiosas,  no deben ser excluyentes para ninguno de los dos géneros.

Si bien es cierto que dentro de esta sociedad patriarcal, conservadora y machista, predomina el hombre como sujeto dentro de las actividades desarrolladas en los ámbitos laborales, familiares, sociales, culturales, religiosos, etc., está también la importancia de la mujer como madre, ama de casa, empresaria, trabajadora, líder política, entre otras, sin olvidar que en algunos momentos históricos, fueron ellas las protagonistas de acontecimientos relevantes, como por ejemplo, Cleopatra, Nefertiti, e incluso mujeres nicaragüense como: (…) los casos de Doña Josefa Chamorro, participante en las primeras acciones de la Independencia del Imperio Español; (…); igual que mujeres participantes en la Guerra Antimperialista y de Liberación Nacional, dirigida por nuestro General de Hombres Libres Sandino, destacándose: Dolores Matamoros. (…) Igualmente, las que figuraron durante la tiranía somocista y durante la Revolución Popular Sandinista, donde las mujeres alcanzaron su máxima representación en todos los niveles: institucional, militar (varias recibieron el grado honorífico de Comandante Guerrillera), de partido, en las organizaciones de masas y sindicales.[1] Sin embargo, ha sido la mujer, el sujeto más vulnerado, excluido, maltratado, violentado física, psicológica y verbalmente.

Es entonces, como debido a tantas violaciones de los derechos de las mujeres en todo el planeta, el 25 de noviembre de 1981, fue declarado el día internacional contra la violencia hacia las mujeres en el primer encuentro feminista para América Latina y el Caribe, celebrado en Bogotá, en honor a las hermanas Mirabal, asesinadas en 1960 por la policía secreta de Rafael Leonidas Trujillo, dictador de República Dominicana entre 1930 y 1961; fueron asesinadas porque se atrevieron a denunciar y luchar contra la tiranía de ese dictador. Posteriormente, la Asamblea General De las Naciones Unidas, hace una declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, en donde llama a todos los estados a condenar y a no invocar ninguna costumbre, tradición o consideraciones de ningún tipo de violencia, incluyendo las religiosas, para no eludir su obligación de eliminar la violencia contra la mujer; así mismo, les plantea que deben aplicar sin demora una política encaminada a abolir estos actos.[2]


HISTORIA GENERAL DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA MUJERES EN NICARAGUA

Para lograr comprender el presente, es ineludible conocer nuestro pasado, es por eso que este análisis, debe comenzarse desde algunos siglos antes de nuestros tiempos y hacer una breve mirada desde la perspectiva internacional.


Se cree que los primeros pobladores de Nicaragua fueron provenientes de México: los Nahoas o Nahuas; quienes tenían un Estado organizado y un gran avance cultural. Su organización social era estratificada y las funciones entre hombres y mujeres desiguales, es decir, que desde la época prehispánica, ya existía exclusión hacia las mujeres y, más aún se incrementó con la llegada de los colonos españoles al continente y por ende al país, debido al encuentro violento y a la imposición de la cultura europea invasora sobre la aborigen. No obstante tras años de barbarie, destrucción, aculturización, derramamiento de sangre y represión, surgen sublevaciones en rechazo a tanta injusticia. Por ende, podemos osadamente afirmar que es en este periodo colonial donde comienza la lucha por la dignidad de las mujeres y la defensa de sus derechos, aunque paradójicamente, al mismo tiempo que se luchaba, también se asesinaban, ejecutaban mujeres líderes, se prohibía realizar actividades como ocupar cargos públicos, votar, trabajar, y hasta se les obligaba a casarse entre los 12 y 14 años con hombres que ni siquiera conocían, más adelante se aumentaría la edad a los 25 años pero con condicionamiento de una autoridad paterna.
España promulgó una pragmática Real en torno al matrimonio, en la que se formulaba el requerimiento de los padres para la selección de un cónyuge a todas las personas menores de 25 años. Dos años después se extendió a todas las colonias españolas en América.[3] Desde entonces, la búsqueda de la libertad, la fraternidad y la justicia para el género femenino, ha sido constante en donde un proceso ha llevado a otro hasta obtener un sumario, llamado derechos de las mujeres. Sin contar también, con el surgimiento de otros “factores que exacerban las inequidades de género como la edad o la violencia conyugal y la pobreza “el factor o condición que más limita y excluye a las mujeres para alcanzar una vida digna en igualdad”. (Guzmán, 1997)


La historia de Nicaragua, es atrayente e interesante por su alto contenido heroico y por los continuos procesos de transformación de su sociedad, pero también por la lucha de conservar su cultura ancestral. Así como se conoce que históricamente, desde tiempos remotos, la mujer nicaragüense ha sido blanco de diversas maneras de discriminación, por ejemplo, en la época colonial, las controlaba su padre y luego su marido, se les violaba sexualmente y además se les consideraba culpables por “provocadoras”, incluso ante la iglesia Católica, eran culpables por el simple hecho de ser mujeres; no se les enseñaba a escribir ni leer. Es por tanto que muchas de ellas se levantan pacíficamente autoeducándose y autoformándose.


Recordemos que tanto en la Declaración de los Derechos de Virginia en 1776, como en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano durante la Revolución Francesa en 1789, la mujer fue excluida y, en la lucha de algunas mujeres por reclamar y hacer valederos sus derechos, hubo opresión, aniquilación y muerte. Tal es el caso de la francesa Olympe de Gauges, quién en 1791, redactó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana,  por ello y otras situaciones, en 1793, fue llevada a la guillotina. Al igual que Mary Wolstonecraff, mujer valiente que en 1792 fue condenada a morir por haber publicado su obra Vindicación de los Derechos de las Mujeres. Y así sucesiva y eternamente se podría enumerar el caso de cientos de mujeres que han dado su vida en la lucha no solo de sus derechos individuales sino también en la búsqueda de sus derechos colectivos, sociales, económicos y culturales. Es así como surgen los primeros avances legislativos en 1902 en la Convención de la Haya; se crea la Comisión Interamericana de Mujeres dentro de la Organización de Estados Americanos y por primera vez en América Latina, en 1924, más exactamente en Ecuador, una mujer llamada Matilde Hidalgo de Prócel, ejerce el derecho al voto. Y así, repetidamente, se van dando innumerables luchas por la participación femenina en diferentes escenarios.


Poco tiempo después de haberse conformado la Organización de la Naciones Unidas, en 1945, Eleanor Roosevelt en compañía de otras mujeres de América Latina, logran evolucionar los Derechos del Hombre a Derechos Humanos. Así, la ONU humanizó en su documento básico a las mujeres, ignoradas en la Declaración Universal de 1789, [4] siendo esto un gran paso hacia la reivindicación del género femenino, aunque no erradicando el problema por completo.


Es contundente que con el tiempo, Nicaragua ha adquirido enormes avances en cuanto a normas y leyes favorables para los derechos de las mujeres. No obstante, al igual que en muchos países, ha faltado mayor compromiso y responsabilidad de los gobiernos y sus instituciones para garantizar el cumplimiento de las mismas, siendo visible y muy preocupante el hecho de que factores como la pobreza y la violencia, sean el pan de cada día de miles de mujeres nicaragüenses, las cuales han tenido que labrar todo un proceso de lucha para poder reclamar unos derechos como: la familia, la propiedad, cargos y servicios públicos y demás, luchas que no han tenido que dar los hombres, ya que gozan de mayores privilegios que las féminas. Entonces, surge la necesidad de preguntarse por qué no se da cumplimiento a las normas constitucionales e internacionales en cuánto a igualdad de derechos entre géneros?.


Por otra parte, cabe resaltar también, el rol eminentemente bello y humano de las mujeres luchadoras, madres solteras, obreras, esposas, amas de casa, profesionales y demás en la construcción de las sociedades, pues la mujer siempre piensa primero en su familia y en su comunidad antes que en ella misma. Hablamos entonces sobre “la mujer del pueblo, la esposa y madre del obrero, del vendedor ambulante o del desempleado, del desplazado o el ignorado, en la cual recae la mayor parte de responsabilidad por garantizar la sobrevivencia de la familia, el pan diario como solemos decir” (Quijano, 2004) aquella que diariamente se da a la tarea de “una construcción de identidad y de entendimiento de las relaciones de poder alrededor del género” (Tovar, 2001). A la mayoría de estas mujeres no se les reconoce sus quehaceres, muchas de ellas reciben un salario miserable e inferior al de los hombres e incluso ocupando los mismos cargos, tampoco recibe un trato digno, se denigra su cuerpo, su sexualidad y hasta su buen nombre así como también se les excluye social y laboralmente, incluso dentro de su hogar se les maltrata fisca, verbal y psicológicamente.


LO QUE LAS MUJERES NICARAGUENSES BUSCAN CON SU LUCHAS POPULARES


Ante tanta asimetría entre hombres y mujeres, y ante las múltiples injusticias cometidas hacia el género femenino, no ha quedado más opción que el levantamiento de las mismas, organizado en grupos sociales, tales como los grupos feministas, las madres solteras, las desplazadas, las abandonadas, las maltratadas, las excluidas políticamente, etc. Todas ellas, organizadas -independientemente del sector al que pertenezcan- en pro de una vida mejor, más digna, justa, igualitaria, independiente y autónoma, pero ante todo con unos mínimos vitales que satisfagan sus necesidades básicas. 


Entre los muchos derechos adquiridos tras las luchas, la autonomía es uno de los que más anhela la mujer. Ya que es “entendida como la capacidad de autodeterminarse como objetivo propio de lucha, sus estrategias, su priorización, sus metas, sus alcances”. Además, la “autonomía no debe entenderse como asilamientos en los espacios de la mujer; es por el contrario, un proceso de interlocución con otros, pero desde posiciones de respeto mutuo a sus demandas. La autonomía para los movimientos se plantea como parte de una estrategia emancipadora y democratizadora de toda la sociedad, donde las mujeres son protagonistas de sus luchas con capacidad de negociar, pactar, hacer alianzas, pero en condiciones de igualdad y no de subordinación de otros sectores” (Cheyne, 1997). Como lo afirma la (AMD, 2009)[5], la posición democrática de las mujeres, debe promover los valores de: justicia social, equidad, democracia, participación y solidaridad, para garantizar el ejercicio de los Derechos Humanos, a la par de proyectarse desde una organización femenina de carácter popular con alta incidencia en el contexto local y regional, para que en comunidad, se promuevan los derechos de la mujer.


Es urgente y se busca “incluir la solución a las necesidades de género, empezando por las necesidades prácticas como las funciones de madre, esposa y responsable del hogar. La razón es que para las mujeres populares, a diferencia de otras mujeres de diferentes sectores de clase, los roles impuestos por la división sexual del trabajo, son más marcados. Este es el tema injusto de las mujeres en esta sociedad machista”. (Molyneux, 1985), no conozco el primer caso de algún hombre que por necesidad, haya tenido que dedicarse a la prostitución, si los hay, son muy pocos los casos de esta índole.


Como respuesta a todo lo anterior, las mujeres se levantan desde “la propia realidad para transformarla, actitud que no les ha impedido escuchar los llamados de los movimientos feministas en la necesidad que la mujer salga del campo de lo privado a lo público como una estrategia para ganar acceso a las áreas dominadas por los hombres. Lo que pasa es que para la mujer popular el debate es práctico y como prácticas deben ser soluciones a las condiciones materiales en que vivimos. Ellas asumen esos roles desde la conciencia femenina exigiendo los derechos que estas responsabilidades llevan consigo”. (Aguado, 1999).


Ahora, se entiende que la práctica feminista “no es única e invariable, al contrario, los contextos históricos, las diversas experiencias de las mujeres y el cómo actúan categorías como la clase, la “raza”, la etnia, la sexualidad, lo territorial y los posicionamientos políticos; dan historicidad al feminismo de lo cual se han derivado diversas corrientes de pensamiento, diversas estrategias y diversas acciones” (Curiel, 2006).


Se puede concluir entonces, “que la propuesta es superar los sectarismos históricos entre organizaciones de las mujeres, por lo que se asume que si se quiere entender las acciones colectivas realizadas por las mujeres, no se puede seguir pensando en si son o no feministas, dependiendo de la definición que se tenga, ni cuánto grado de avance tienen en su conciencia, sino más bien en los intereses de género, clase social y de grupo étnico, y las estrategias de movilización. Lo que hay que ver más de cerca es la interrelación de estos movimientos con otras actividades políticas y con las condiciones de la comunidad donde viven, y la situación general de la sociedad” (Tovar, 2001).


Es propicio enaltecer el rol interesante que ha asumido este sector denominado el “sexo débil”, pero que sin embargo, han demostrado lo valiente, luchadoras y contundentes a la hora de transformar una imposición social en un derecho adquirido. Es así como las organizaciones populares de mujeres pueden hacer de sus proyectos por la supervivencia, unos escenarios de aprendizaje y transformación para que otras mujeres hallen soluciones alternativas a sus necesidades cotidianas y logren salir de su ámbito doméstico hacia el ámbito público, organizándose y reclamando colectivamente. Proyectos concebidos de esta forma, son verdaderamente alternativas a los mecanismos de dominación presentes tanto en el mundo privado como en el público, como las condiciones del matrimonio, la dependencia económica de las mujeres, la discriminación laboral, el acoso sexual y la violación” (Tovar, 2001). “No habrá transformación social sin liberación de las mujeres y, al mismo tiempo, que no habrá liberación de las mujeres sin una radical transformación social” (Moretti, 2009) y que por ende, esas transformaciones se deban dar desde ya, y desde lo más privado como es el hogar, por lo tanto la apuesta es porque los hombres asuman también la responsabilidad del trabajo doméstico y en el cuidado de los niños, las funciones de educar, alimentar y cuidar. Eso es lo que se conoce como Maternazgo (Lamas, 1987). Es esa la valentía de ser mujer, un hombres sin una compañera no puede realizarse como proyecto de vida y una sociedad sin una mujer es como si le faltara el corazón a un ser vivo.


DISTINTAS FORMAS DE VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN NICARAGUA


PROSTITUCIÓN

La prostitución en Nicaragua es uno de los fenómenos de mayor vulneración  de los DDHH de las mujeres, miles de mujeres ejercen este oficio, y cerca de un 40% son menores de 18 años. Su principal factor es, una sociedad que se aproxima al 70% en situación de pobreza, en donde el 56% son menores de edad. Hecho lamentable y muy preocupante, pues al no encontrar alternativas laborales, la prostitución ha sido la única alternativa laboral, lo cual ha creado dentro del ámbito social una manera de aceptación del tráfico del cuerpo de la mujer como mercancía. Esta problemática, ha desencadenado la creación de organizaciones especializadas en el tráfico de personas que son sometidas de manera involuntaria a través de chantajes y amenazas o secuestros a ejercer dicho oficio, siendo sometidas abajo un sistema de esclavización que va en contra de lo estipulado por Naciones Unidas y lo cual despoja a estas mujeres de la dignidad que les pertenece inherentemente. Dentro de esta actividad denigrante participa desde el taxista y el mesero, hasta gente educada y/o de mucho dinero






FEMINICIDIOS


El feminicidio en Nicaragua, es una grave problemática que afecta a muchas mujeres a consecuencia del machismo y la estructura patriarcal que aún se tiene. La violencia contra ellas, se presenta desde la violencia sexual hasta la destrucción de sus órganos sexuales y se manifiestan con agresiones ocasionadas con armas de fuego y el uso del machete, a pesar de que el país cuenta con la Ley 779, Integral Contra la Violencia Hacia las Mujeres, en la que se tipifica el feminicidio como un delito.[6] La falta de presencia gubernamental en las áreas rurales ha producido que la justicia no opere en muchos de estos casos, un total de 65 mujeres fallecieron a causa del "feminicidio".[7]


DERECHOS DE LAS MUJERS INDÍGENAS


A pesar de contar con la ley 779, ley de violencia contra las mujeres, se siguen dando agresiones físicas y psicológicas a mujeres indígenas de todas las edades. Ha habido varios casos de agresión sexual, inducción a niñas y jóvenes indígenas a la prostitución, otras han sido víctimas de violencia intrafamiliar. La mayoría de estos casos no son denunciados por falta de confianza en las autoridades, donde funcionarios inducen de manera coercitiva a las mujeres para que medien con sus agresores.[8] Como es evidente las mujeres de las comunidades indígenas por su alto grado de vulnerabilidad y sus condiciones sociales son sometidas a múltiples atropellos en el ejercicio de sus derechos. Existen también casos en los que niñas indígenas sufren acoso por parte de sus maestros sin que el ministerio tome medidas correctivas.


La falta de acceso a la educación, las ha vuelto más frágiles en el reconocimiento de sus derechos dentro de los pocos espacios en los que pueden acceder, los entes gubernamentales no tienen en cuenta su visión cosmogónica y cultural. En muchos casos el machismo no les permite educarse, sus esposos no las dejan acceder a las escuelas. También se presentan altas tasas de embarazo porque las niñas comienzan su vida sexual desde los trece años, situación que agudiza aún más la vulneración de sus derechos. Otro derecho vulnerado a este grupo de mujeres, es la salud y la no aplicación de la ley 759, ley de medicina tradicional ancestral, que todavía no ha sido reglamentada. Además el personal de salud desconoce y desvincula de su quehacer cotidiano la armonización con la medicina ancestral.[9]


EDUCACIÓN

La educación en Nicaragua está amparada mediante la ley No. 582, que la reconoce como un derecho humano y fundamental dentro de su ordenamiento, por lo tanto, tiene que ser gratuita en igualdad de género para todos sus habitantes, a pesar de que la educación en Nicaragua tiene una tendencia a la privatización se reconoce que Después de haber hecho un recorrido sobre el estado de la privatización de la educación nicaraguense, se puede concluir que la educación pública actual en el país, es mayoritaria, ya que el estado oferta el 86% de la cobertura en los centros públicos, tanto en la educación regular (78%), como en la educación no regular (95%).[10]  A pesar de estos datos gran parte de las mujeres nicaragüenses no cuentan con herramientas que le permitan el acceso a las escuelas por razones como la pobreza.


VIOLENCIA LABORAL EN NICARAGUA

La Ley 779, Integral contra la Violencia hacia las Mujeres y de Reformas a la Ley No.641 "Código Penal", indica que la violencia laboral contra las mujeres es aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o privados y que obstaculiza su acceso al empleo, contratación, salario digno y equitativo, ascenso, estabilidad o permanencia estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, esterilización quirúrgica, edad, apariencia física, realización de prueba de embarazo o de Virus de Inmunodeficiencia Humana VIH/ SIDA u otra prueba sobre la condición de salud de la mujer. Pese al marco legal, se continúan dando diferentes hechos de violencia contra las mujeres, especialmente en las zonas francas y que han sido denunciados en repetidas ocasiones por el Movimiento de Mujeres María Elena Cuadra, por ejemplo largas jornadas de trabajo, alta imposición de metas de trabajo, salarios precarios, negativa de permisos para asistir al seguro social, cierres y no pagos de salarios y prestaciones económicas a las trabajadoras, entre otros.



BIBLIOGRAFÍA


AGUADO, Anna. Mujeres, regulación de conflictos sociales y cultura de la paz. Colección Oberta. Universidad de Valencia, 1999.


ÁLVAREZ ARAGÓN, Virgilio; SUAZO MIRANDA, Balbino; LOUIS, Ilionor; SVERDLICK, Ingrid. El derecho a la educación vulnerada, la privatización de la educación en Centro América. Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) y Foro Latinoamericano de Políticas. p. 55.


ASAMBLEA NACIONAL. La evolución histórica de los derechos de las mujeres en Nicaragua. Managua, 2010.


CHEYNE, Deysi. Relación movimiento de mujeres – Movimientos populares o partido. En Memorias Taller “Mujeres, participación política y ciudadana”. Universidad de Costa Rica. San José, 1997.


CURIEL, Ochy. Aproximación a un análisis de redes/articulaciones de mujeres colombianas constructoras de paz y/o opositoras de la guerra desde la teoría feminista. Participación política y ciudadana”. Universidad de Costa Rica. San José, 2006.


DECLARACION DE LAS MUJERES INDIGENAS DEL PACIFICO, CENTRO Y NORTE DE NICARAGUA. ¡NO MAS VIOLENCIA CONTRA NUESTRA INTEGRIDAD!.


GUZMAN, Laura. Participación social de las mujeres y desarrollo local con equidad de género en Centroamérica, 1997.


LAMAS, Marta. Maternidad y política. Jornadas feministas. México, 1987.


MOLYNEUX, M. ¿Movilización sin emancipación?, Intereses de la mujer, el Estado y la Revolución. El caso de Nicaragua, en Coraggio y Deere (coords.), La transición difícil: la autodeterminción de los pequeños países periféricos, Siglo XXI. México, 1986.

TOVAR, Patricia. Las Policarpas de fin de siglo: Mujeres, rebelión, conciencia y derechos humanos en Colombia, 2001.

MODEP (Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo). Comunicado por la defensa de los derechos de las mujeres, no a la violencia contra la mujer. Noviembre, 2010.

INFOGRAFÍA

http://alianzaintercambios.org/documentos?idtipodoc=14&iddoc=257

http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/337359-registran-65-femicidios-nicaragua-que-va-2014/


















[1] ASAMBLEA NACIONAL. La evolución histórica de los derechos de las mujeres en Nicaragua. Managua, 2010, p 9.
[2] MODEP (Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo). Comunicado por la defensa de los derechos de las mujeres, no a la violencia contra la mujer. Noviembre, 2010.
[3] Ibid.,. p. 22.
[4] Asamblea nacional. Ob. Cit., p. 16.
[5] Asociación de la Mujer Democrática.
[6] http://alianzaintercambios.org/documentos?idtipodoc=14&iddoc=257
[7] http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/337359-registran-65-femicidios-nicaragua-que-va-2014/
[8] DECLARACION DE LAS MUJERES INDIGENAS DEL PACIFICO, CENTRO Y NORTE DE NICARAGUA. ¡NO MAS VIOLENCIA CONTRA NUESTRA INTEGRIDAD!. P. 2
[9] Ibid.,. p. 5.
[10] ÁLVAREZ ARAGÓN, Virgilio; SUAZO MIRANDA, Balbino; LOUIS, Ilionor; SVERDLICK, Ingrid. El derecho a la educación vulnerada, la privatización de la educación en Centro América. Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) y Foro Latinoamericano de Políticas. p. 55. p. 55.

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